LA DESTRUCCIÓN DEL TRABAJO
Por Maximiano Millán – Docente/Catequista | twitter.com/MillanGuevara
“En el siglo XX, un obrero podía ir a huelga. Ahora con la automatización, los obreros son prescindibles. Ir a la huelga, ¿Para qué? Si nadie te necesita”
Yuval Noah Harari
En los diccionarios más elementales, los de primaria por ejemplo, la definición de la palabra “trabajo” es referida a dos cosas muy relacionadas con la economía: 1. Ocupación retribuida y 2. Uno de los factores de la producción.
Desde hace ya bastante tiempo, la realidad se encuentra en modo cambiante. Es decir, los cambios nos llevan a situaciones nuevas que pueden hacer obsoletos o producir el desuso de muchos de los conceptos que nos acostumbramos a utilizar. Y pareciera que este sistema mundial, el cual pretende continuarse extendiendo en el tiempo, dispuesto está a producir estos cambios, a favor de los que más tienen por supuesto.
Al aparecer la robótica como ciencia, nos maravillamos de las posibilidades de movimiento y apoyo a las labores del ser humano. Incluso la industria del cine le ha dado el giro afectivo, hasta el punto de presentar a un robot en un proceso de adquisición de la naturaleza humana que se expandió por doscientos años en el Bicentenary Man.
Pero pareciera que los perros saltarines, o acompañantes de invidentes no tenían esa única intención. Estos éxitos eran los que ocupaban la palestra de los medios, pero la realidad era que los no tan elegantes brazos roboticos y los drones o vehículos terrestres de entrega, fueron sustituyendo poco a poco a todos los obreros de estos departamentos hasta hacerlos prescindibles.
El teletrabajo, primero por la necesidad de tener horarios a conveniencia y luego por la pandemia se está convirtiendo en casi la única opción de trabajo de millones de personas, encerradas en las modernas cárceles gigantescas en que se han convertido nuestras ciudades.
Es increíble que la propuesta de ganar cinco verdes por unas veinte horas de trabajo marcando, por ejemplo semáforos en una serie de fotografías digitales, sea considerado una forma de producción.
Están robando nuestra manera de mantenernos como parte del sistema de producción. Luego vendrán los más sesudos a tratar de convencernos de que esos que se quedaron sin trabajo, son los que no se formaron en las tecnologías modernas. Y entonces otros preguntaremos: en verdad ¿Le diste la oportunidad de formarse? O mejor aún: ¿En los planes de tu empresa estuvo siempre mantener en sus cargos esos obreros? ¿O fue una forma de reducir costos?
No me vengan con cuentos, señores dueños del capital. Están prescindiendo de los obreros que puedan, para optimizar sus ganancias. Y eso sin ver las consecuencias que sobre esas sociedades “modernas” esa acción conjunta tendrá.
Por eso digo, parafraseando a Churchill: La economía es algo muy serio para dejársela sólo a la inteligencia artificial.
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